lunes, 14 de mayo de 2007

¿Con qué nos transportamos?


Es difícil imaginar una ciudad con más de un millón de habitantes que pueda tener actividad sin el transporte público. Según datos de ANALTRA y el Grupo Asesor Del Transporte de Barranquilla, el 58% de los barranquilleros se movilizan con esta alternativa, por medio de 2913 buses, 340 busetas y 901 microbuses que conforman un parque automotor de Barranquilla tiene una edad promedio de 11 años.
Estos vehículos se encuentran distribuidos en 113 rutas que realizan 1.7 millones de viajes por día manejados por aproximadamente 7000 conductores y que en las horas pico llevan a su destino a 12000 personas.
Sin embargo, desde ahí es donde comienzan los inconvenientes. David Díaz, presidente de la junta ejecutiva de Futuro Express y Transportes San Carlos, considera que existe una sobreoferta de buses: “Barranquilla es una ciudad que podría manejarse con 2500 buses cuando se encuentran registrados aproximadamente 4100”. Ante esto, también se suma el hecho que las rutas no están trazadas de manera estratégica, lo que causa inconvenientes para el tráfico y la movilidad.

Las evidencias del peligro: atracos e inseguridad


La cifra de atracos diarios varía de acuerdo a la fuente. Según ANALTRA, en los buses de Barranquilla se producen 110 atracos diarios, fuentes de prensa dan cuenta de 70, mientras que la policía reporta recibir 54 denuncias.
Jesús González González afirma que en muchos de estos incidentes, la integridad del conductor se ve comprometida, ya que muchas veces los atacantes se ensañan con él: “La cifra es bastante alta. Los asaltantes no tienen ni día ni hora ni lugar preferido y en lo que va del año, seis conductores han muerto en estas circunstancias”.
Existen diversas modalidades. Una de ellas consiste en que los asaltantes se suben al bus en horas en que preferiblemente no esté tan lleno, y cuando están en un punto estratégico, amenazan al chofer ya sea con armas de fuego o blancas y lo obligan a desviarse de su ruta hacia un sitio poco transitado.
Otro modo consiste en amenazar con un arma a los pasajeros que están lejos de la vista del conductor, generalmente en el asiento trasero y obligarlos a entregar sus pertenencias de manera silenciosa. También han ocurrido casos en los que los mismos pasajeros realizan artimañas o engaños para distraer a su víctima y extraer algún objeto de valor sin que esta se de cuenta. Y algunos testigos afirman que incluso los choferes están involucrados en los asaltos de los que aparentan ser víctimas.
Por otra parte, el mayor José Bolaño, jefe de prensa del Departamento de Policía del Atlántico, Mayor José Ángel Bolaño habló acerca de los conceptos de criminalidad real, el número de atracos que ocurren en la realidad y criminalidad aparente, que se refiere a los casos denunciados ante la policía.”Muchos de los atracos no son denunciados y de los que son denunciados algunos tienen origen dudoso. Desde enero a abril del 2007 se han denunciado 54 casos de atracos a buses, mientras que el año pasado en este mismo período, solo se reportaron 24”. Con respecto al aumento de la cifra, el mayor afirma que aunque esto podría ser interpretado como un alza de los atracos, también podría significar que la confianza en la autoridad aumentó con relación a la del año pasado.
Todo esto deja un panorama confuso ante una situación que parece ir en aumento y que es cada vez más incierta. Para aquellos que todos los días deben moverse en este medio, representa un gran riesgo porque aunque las cifras son irregulares e inclusive, contradictorias, los asaltos podrían estar a la vuelta de la esquina y son una realidad palpable.
Los atracos son una parte de la inseguridad a la cual se exponen los pasajeros, pero existe otro factor determinante para los usuarios y hasta los mismos conductores, quienes al transportarse en un bus puede que no lleguen a su lugar de destino. La velocidad con la que transitan los buses de Barranquilla es altamente peligrosa, pues como habíamos nombrado antes se incrementan el 40 más de lo permitido. El conflicto de la cotidianidad del transporte publico en la ciudad se debe al exceso de velocidad, diariamente los ciudadanos están expuestos a este gran peligro al usar un medio para dirigirse a su lugar de trabajo, estudio, casa u algún otro sitio. Es un problema muy grave y debe ser controlado por los entes encargados de regular las medidas de seguridad del transporte público en Barranquilla.

¿Y donde esta el conductor?


Es aún mucho más complejo detectar el principal problema de algunos conductores de transporte público, cuando de atención y cordialidad con el usuario se trata. Es necesario tener en consideración el serio nivel de estrés que eventualmente podría llegar a manejarse estando sentado casi 14 horas al día ante el volante de un vehículo.

Un conductor anónimo declaró: “Creo que muchas veces les parece incomprensible que cuando le griten o le exijan bruscamente algo al chofer, este reaccione de manera ‘casi’ violenta. Pero, ¿como hace uno si pierde la paciencia?

Ansiedad y desespero son palabras muy conocidas para estos maestros del volante. Muchas veces, las soluciones que estos emplean no resultan siendo las adecuadas. “Manejar un bus en Barranquilla es un trabajo estresante y que, además, deteriora rápidamente la salud del conductor, proporcionándole, obviamente, la dosis perfecta para el cansancio y el mal humor durante la mayor parte del trayecto diario”, denuncia la psicóloga Maria Victoria Rendón. “… y pues ¿que otra solución les queda a los conductores? Echar madrazos, maldecir su labor todo el día, o claro, consumir sustancias psicoactivas”, afirmó.

Otro factor que también influye es la existencia del famoso “tiempo”, que a pesar de las diferentes peticiones que se han realizado para que este mecanismo sea erradicado, estos famosos relojes continúan funcionando, propiciando que el conductor juegue con el tiempo del pasajero “ratoneando” los pasajeros del bus que le sigue o corriendo a toda velocidad para poder cumplir con el horario pre-establecido.

Pero a esto hay que sumarle la falta de cultura ciudadana de los pasajeros, “Cualquier lugar es un paradero invisible que el pasajero inventa”, comenta Ángel Unfrield quien realiza actualmente una tesis, estudiando el comportamiento psico-social y cultural de los conductores urbanos. A esto hay que sumarle el hecho que muchos ciudadanos no conocen las señales de tránsito y que la infraestructura de vías y paraderos no es la adecuada para que el tráfico fluya con la tranquilidad que muchos desean.

“Se le ha restado importancia a un trabajo tan difícil como es ser chofer de bus y se cree que cualquiera con un grado de bachiller puede hacerlo. Hay que hacer campañas de capacitación para trato con el cliente, manejo del estrés, y hay que pensar más en quienes están detrás del volante” agrega la psicóloga María Victoria Rendón. En Colombia, lamentablemente no se ha comenzado la campaña de capacitación para chóferes como en Chile y mucho menos se ha implementado la psicología de seguridad para la conducción que se realiza en Perú desde 2004. Estas campañas tienen un alto contenido de capacitación para que el trabajo en el Tránsito de las ciudades sea más llevadero y tienen una gran influencia en la población ya que este es el medio de movilidad de la mayoría de los ciudadanos.

Todo lo anterior, aunque poco conocido, es más común de lo aparente. Sin embargo, este no representa único problema de los muchos que atraviesa el transporte público. Añadiéndole un poco más de “picor” a este honrado, pero difícil trabajo, se hacen presentes las muestras vivas y andantes de que viajar en bus, es más peligroso de lo que parece.

¿Dónde está la autoridad?


Precisamente David Díaz, presidente de la junta directiva de Transportes San Carlos y Futuro Express, dice “La autoridad es ciega, sorda y muda, ni dice, ni ve, ni escucha”. Tal como lo afirma el anterior testimonio, no hay ningún ente responsable de controlar los excesos de velocidad en las calles de la ciudad, no hay un proceso de regulación en las rutas de los buses, simplemente no existe una autoridad y cada día los usuarios siguen exponiendo sus vidas al subir a un bus.
Gracias a esta falta de control, los conductores diariamente cometen infracciones que ponen en peligro su vida, la de los usuarios y transeúntes. Los chóferes al cometer este tipo de desacatos o desobediencia ponen en mal nombre a las empresas transportadoras. Según estadísticas brindadas por Metrotránsito, las empresa de buses más infractoras son: Transportes Atlántico Lopez Chagin Y Compañía con 104, seguido de Cooperativa De Choferes. Transpotadores Del Atlántico con 75. Las más favorecidas de este estudio, es decir, con menos infracciones son: Taxi Lujan Ltda y Empresas De Buses Del Atlántico Limitada, ambas con una sola infracción. En total en el año 2006 se cometieron 260, estas son los datos mas recientes sobre este tema.
No cabe duda que las infracciones aumentan el nivel de accidentalidad y por lo tanto el riesgo al que se exponen las personas. El año pasado, en el 2006, el nivel de accidentalidad fue muy alto, según las estadísticas de la Empresa De Transito Y Transporte Metropolitano De Barranquilla S.A, (Metrotránsito), ocurrieron entre el 1 de abril hasta el 31 de diciembre 4.431 accidentes de transito, de los cuales 2.863 fueron simples y 1506 con lesiones personales y finalmente 62 accidentes con victimas fatales. Las cifras son altas aunque la mayoría son choques muy leves, en los cuales no resultan personas heridas ni muertas.
En cuanto al vehículo mas involucrado en accidentes del transporte público se encuentra en primer lugar los buses con 355, luego los microbuses con 318 y por ultimo las busetas con 228. Es decir, los buses son los que más accidentes tienen y por lo tanto son más peligrosos que los otros dos transportes.
Todo esto anteriormente expuesto nos lleva a afirmar que el tránsito en Barranquilla debe ser regulado, que hay un nivel de accidentalidad alto debido al exceso de velocidad y para garantizar la seguridad de los ciudadanos es necesario controlar y medir la forma como se esta transportando a los usuarios, para lograr un sistema publico mas organizado y eficiente.

Para no morir en el intento

El porvenir de los buses de la ciudad de Barranquilla es cada vez más incierto. Más rutas emergiendo cada día, más buses, menos conductores capacitados para soportar el ya antes mencionado estrés, un nuevo sistema de transporte masivo llamado Transmetro, mayor índice de inseguridad con el pasar de los días. Muchos problemas para realmente pocas y escasas soluciones que no se ven venir. Tal cual, Como afirma un usuario: “Por lo pronto, no quedará más remedio que seguir arriesgando valientemente la integridad y la seguridad personal al parar a diario un bus que nos lleve a nuestro destino final a la hora adecuada…”