Es aún mucho más complejo detectar el principal problema de algunos conductores de transporte público, cuando de atención y cordialidad con el usuario se trata. Es necesario tener en consideración el serio nivel de estrés que eventualmente podría llegar a manejarse estando sentado casi 14 horas al día ante el volante de un vehículo.
Un conductor anónimo declaró: “Creo que muchas veces les parece incomprensible que cuando le griten o le exijan bruscamente algo al chofer, este reaccione de manera ‘casi’ violenta. Pero, ¿como hace uno si pierde la paciencia?
Ansiedad y desespero son palabras muy conocidas para estos maestros del volante. Muchas veces, las soluciones que estos emplean no resultan siendo las adecuadas. “Manejar un bus en Barranquilla es un trabajo estresante y que, además, deteriora rápidamente la salud del conductor, proporcionándole, obviamente, la dosis perfecta para el cansancio y el mal humor durante la mayor parte del trayecto diario”, denuncia la psicóloga Maria Victoria Rendón. “… y pues ¿que otra solución les queda a los conductores? Echar madrazos, maldecir su labor todo el día, o claro, consumir sustancias psicoactivas”, afirmó.
Otro factor que también influye es la existencia del famoso “tiempo”, que a pesar de las diferentes peticiones que se han realizado para que este mecanismo sea erradicado, estos famosos relojes continúan funcionando, propiciando que el conductor juegue con el tiempo del pasajero “ratoneando” los pasajeros del bus que le sigue o corriendo a toda velocidad para poder cumplir con el horario pre-establecido.
Pero a esto hay que sumarle la falta de cultura ciudadana de los pasajeros, “Cualquier lugar es un paradero invisible que el pasajero inventa”, comenta Ángel Unfrield quien realiza actualmente una tesis, estudiando el comportamiento psico-social y cultural de los conductores urbanos. A esto hay que sumarle el hecho que muchos ciudadanos no conocen las señales de tránsito y que la infraestructura de vías y paraderos no es la adecuada para que el tráfico fluya con la tranquilidad que muchos desean.
“Se le ha restado importancia a un trabajo tan difícil como es ser chofer de bus y se cree que cualquiera con un grado de bachiller puede hacerlo. Hay que hacer campañas de capacitación para trato con el cliente, manejo del estrés, y hay que pensar más en quienes están detrás del volante” agrega la psicóloga María Victoria Rendón. En Colombia, lamentablemente no se ha comenzado la campaña de capacitación para chóferes como en Chile y mucho menos se ha implementado la psicología de seguridad para la conducción que se realiza en Perú desde 2004. Estas campañas tienen un alto contenido de capacitación para que el trabajo en el Tránsito de las ciudades sea más llevadero y tienen una gran influencia en la población ya que este es el medio de movilidad de la mayoría de los ciudadanos.
Todo lo anterior, aunque poco conocido, es más común de lo aparente. Sin embargo, este no representa único problema de los muchos que atraviesa el transporte público. Añadiéndole un poco más de “picor” a este honrado, pero difícil trabajo, se hacen presentes las muestras vivas y andantes de que viajar en bus, es más peligroso de lo que parece.
Un conductor anónimo declaró: “Creo que muchas veces les parece incomprensible que cuando le griten o le exijan bruscamente algo al chofer, este reaccione de manera ‘casi’ violenta. Pero, ¿como hace uno si pierde la paciencia?
Ansiedad y desespero son palabras muy conocidas para estos maestros del volante. Muchas veces, las soluciones que estos emplean no resultan siendo las adecuadas. “Manejar un bus en Barranquilla es un trabajo estresante y que, además, deteriora rápidamente la salud del conductor, proporcionándole, obviamente, la dosis perfecta para el cansancio y el mal humor durante la mayor parte del trayecto diario”, denuncia la psicóloga Maria Victoria Rendón. “… y pues ¿que otra solución les queda a los conductores? Echar madrazos, maldecir su labor todo el día, o claro, consumir sustancias psicoactivas”, afirmó.
Otro factor que también influye es la existencia del famoso “tiempo”, que a pesar de las diferentes peticiones que se han realizado para que este mecanismo sea erradicado, estos famosos relojes continúan funcionando, propiciando que el conductor juegue con el tiempo del pasajero “ratoneando” los pasajeros del bus que le sigue o corriendo a toda velocidad para poder cumplir con el horario pre-establecido.
Pero a esto hay que sumarle la falta de cultura ciudadana de los pasajeros, “Cualquier lugar es un paradero invisible que el pasajero inventa”, comenta Ángel Unfrield quien realiza actualmente una tesis, estudiando el comportamiento psico-social y cultural de los conductores urbanos. A esto hay que sumarle el hecho que muchos ciudadanos no conocen las señales de tránsito y que la infraestructura de vías y paraderos no es la adecuada para que el tráfico fluya con la tranquilidad que muchos desean.
“Se le ha restado importancia a un trabajo tan difícil como es ser chofer de bus y se cree que cualquiera con un grado de bachiller puede hacerlo. Hay que hacer campañas de capacitación para trato con el cliente, manejo del estrés, y hay que pensar más en quienes están detrás del volante” agrega la psicóloga María Victoria Rendón. En Colombia, lamentablemente no se ha comenzado la campaña de capacitación para chóferes como en Chile y mucho menos se ha implementado la psicología de seguridad para la conducción que se realiza en Perú desde 2004. Estas campañas tienen un alto contenido de capacitación para que el trabajo en el Tránsito de las ciudades sea más llevadero y tienen una gran influencia en la población ya que este es el medio de movilidad de la mayoría de los ciudadanos.
Todo lo anterior, aunque poco conocido, es más común de lo aparente. Sin embargo, este no representa único problema de los muchos que atraviesa el transporte público. Añadiéndole un poco más de “picor” a este honrado, pero difícil trabajo, se hacen presentes las muestras vivas y andantes de que viajar en bus, es más peligroso de lo que parece.
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